Probamos el Dacia Duster TCe ECO-G: tratamiento anti-ansiedad
Conducir un Dacia Duster es decir adiós a todo aquello que de un coche, por cómo es en particular, te pueda generar cierta ansiedad. Es tener un interior práctico, incluso de asientos vistosos, pero sin la elegancia o el refinamiento de materiales que te haga sufrir si los niños ponen el pie donde no deben. Es también centrarte en la conducción gracias a un sistema de infoentretenimiento que no ofrece enormes posibilidades de configuración distribuidas en menús y submenús. Y es también, en esta versión GLP de larguísima autonomía, sonreír cuando piensas en los coches eléctricos y en la ansiedad que sus propietarios experimentan pensando en la autonomía.
La versión 2022 del SUV presenta los cambios propios de un modelo que se encuentra a mitad de su ciclo vital. Son novedades que le han dado un aspecto más moderno y que se centran sobre todo en las ópticas delanteras y traseras, los parachoques y la parrilla. Combina elementos en contraste en plateado (en paragolpes, espejos retrovisores y barras del techo) y en negro. Y aunque mantienen al Duster como un SUV de apariencia sencilla, atenúan la sensación espartana que su silueta transmitía en la edición anterior, a lo que contribuyen en nuestro caso el color Naranja Arizona y las llantas del acabado Prestige