Renault Sport Spider: 25 años de un deportivo para muy puristas
Hace 25 años que Renault hizo realidad el sueño de clientes muy especiales que querían un coche para circuito. El Sport Spider (sería el primer coche con la denominación Renault Sport, que después se extendió a los modelos más deportivos del rombo), era un biplaza sin techo e incluso en un principio sin parabrisas, que comenzó a montarse más tarde. La filosofía con la que fue fabricado este modelo tan especial era muy particular: chasis de aluminio, carrocería de compuestos de plástico, altura mínima (1,25 metros), centro de gravedad bajísimo, batalla corta (2,34 metros) para resultar más ágil... Por supuesto carecía de parachoques e incluso prescindía de un simple techo de lona, y tras los dos únicos asientos llevaba siempre una barra antivuelco que dejaba bien clara la naturaleza del coche.
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EL MUNDO
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Hace 25 años que Renault hizo realidad el sueño de clientes muy especiales que querían un coche para circuito. El Sport Spider (sería el primer coche con la denominación Renault Sport, que después se extendió a los modelos más deportivos del rombo), era un biplaza sin techo e incluso en un principio sin parabrisas, que comenzó a montarse más tarde. La filosofía con la que fue fabricado este modelo tan especial era muy particular: chasis de aluminio, carrocería de compuestos de plástico, altura mínima (1,25 metros), centro de gravedad bajísimo, batalla corta (2,34 metros) para resultar más ágil... Por supuesto carecía de parachoques e incluso prescindía de un simple techo de lona, y tras los dos únicos asientos llevaba siempre una barra antivuelco que dejaba bien clara la naturaleza del coche.
El motor era el que empleaba el Clio Williams, un 2.0 con 150 CV y 200 Nm de par colocado de forma transversal tras los asientos. Es evidente que hoy día un desarrollo semejante superaría con creces los 200 CV (tal vez con alguna ayuda eléctrica), pero en 1995, cuando un motor con culata de 16 válvulas era sinónimo de deportividad (ahora las culatas multiválvulas son lo corriente), la combinación coche-motor resultaba de lo más atractiva, sobre todo si tenemos en cuenta que el Spider pesaba sólo 930 kilogramos.